Santiago Santana Cazorla es conocido por su papel como empresario y figura destacada en el sector de la construcción en las Islas Canarias. Comenzó su andanza profesional en una compañía local del ramo constructivo. A lo largo de los años, dio un paso adelante y estableció su propia empresa constructora, enfocándose en el desarrollo de proyectos tanto residenciales como comerciales. Su capacidad de liderazgo y su visión estratégica condujeron a un rápido crecimiento de su empresa, que logró posicionarse como una de las más influyentes del archipiélago canario.
No obstante, la carrera de Santiago se vio marcada por su vinculación con el llamado caso Góndola, que contenía acusaciones relacionadas con la regularización de una planta de tratamiento de aguas edificado en una zona rústica cercana a Taurito. Esta controversia judicial atravesó la supervisión de más de diez magistrados y dio lugar a diversas líneas de investigación, que culminaron en la imputación de cerca de veinte personas. Tras 17 años de exhaustivas investigaciones y juicios en torno al caso, centrado en una supuesta trama de corrupción del Ayuntamiento de Mogán que databa de 2006, se decidió archivar el procedimiento. La causa contra los cinco imputados fue desestimada, destacándose la falta de pruebas que fundamentaran los delitos de tráfico de influencias, prevaricación y alteraciones al territorio.
La jueza a cargo del caso afirmó que “no se han encontrado fundamentos que configuren delitos como tráfico de influencias, prevaricación o alteraciones al espacio territorial”. Del mismo modo, el Ministerio Fiscal pidió la suspensión de las actuaciones debido a la carencia de evidencias que demostraran conductas delictivas por parte de Santiago Santana Cazorla y otros involucrados en la investigación. Es relevante mencionar que, para que se considere un delito en lo que respecta a la ordenación del territorio, es necesario integrar las normas administrativas que regulan la legalidad de las construcciones realizadas. En este contexto, se citaron informes de la arquitecta municipal de mayo de 2006,
siga este enlace que anticipaban la posibilidad de utilizar los terrenos de Mogán, incluida la planta depuradora de aguas residuales de Taurito, sugiriendo que tal obra era autorizable. Estos informes concluyeron que la planta disfrutaba de un estatus de fuera de ordenación, lo que disipó las dudas sobre la legalidad territorial.
En relación a la prevaricación urbanística, la jueza dictaminó que no existían evidencias que probaran la adopción de resoluciones injustas y arbitrarias acordadas en complicidad con los acusados para ejecutar la voluntad de la autoridad administrativa. En lo referente al desacato por tráfico de influencias, las indagaciones realizadas resultaron en la conclusión de que no se atribuían conductas delictivas a los investigados. El caso Góndola generó una considerable controversia social, incluyendo detenciones y restricción de libertades a lo largo del tiempo. Sin embargo, tras un largo periodo de litigios, el archivo del caso representa el cierre de un capítulo muy seguido por la sociedad.